La teleconsulta entre profesional y paciente digital implica cambiar el concepto de salud. Las tecnologías conectadas hacen que el espacio entre citas, o conceptos como promoción, prevención y atención, puedan interpretarse como un continuo. Paciente digital es ir más allá de la persona que acude cuando experimenta un malestar. ¿Cómo definirlo?

Actualmente referimos a las personas como activos digitales. En la interacción con dispositivos y programas, a diario, emitimos información sobre cómo nos sentimos en redes sociales, mensajería y diferentes dispositivos. Esta información, datos, categorizados y estructurados permiten tener un nivel base de salud, física y emocional.

Salud y paciente digital son una realidad potencial. Las visitas de atención primaria, o el tiempo entre consultas del cual no teníamos información sobre pacientes, se pueden optimizar adecuando tecnologías digitales y sofware adecuados. La videoconferencia a la cual nos estamos habituando, no solo sustituye la atención presencial, si no que permite cambiar aspectos culturales en la atención.

Protocolo teleconsulta

Presentamos un protocolo para que consideren algunas actuaciones en la teleconsulta. En este post, referimos en concreto a aspectos que deben tener presentes profesionales. Señala aspectos previos y posteriores a tener presentes en las teleconsultas.

1.- Adecuar las medidas que permitan garantizar privacidad de datos y ciberseguridad. Recuerde, debe tener en cuenta tanto la de su dispositivo desde el cual se conecta, las carpetas en las que guarda la información, el sistema de videoconferencia y el acceso que brinda a su paciente.

2.-Identidad digital profesional – paciente. Como profesionales debemos cuidar qué información está accesible, y facilitar registro que permita validar nuestra identidad y formación. Cada paciente debe identificarse y mantenerse un registro sobre diagnóstico, intervención y actuaciones realizadas.

3.- Dominio tecnológico. De cada paciente es preciso conocer con qué tecnologías y dispositivos es más competente. Además de la teleconsulta, diferentes apps o wearables permiten un monitoreo y comunicación.

4.- Estado general de salud. Antes de la teleconsulta es deseable tener información a nivel cognitivo y emocional de cada paciente. Cuestionarios como el GHQ-12, permiten un acceso previo a cómo se encuentra y, lo importante su percepción. Cabe recuperar igualmente aportaciones realizadas por Bandura, conceptos como la auto-eficacia aplicados en salud nos aportan mayor conocimiento para trabajar intervenciones.

5.- Seguimiento inter-consultas. Establecer una serie de medidas para que entre sesiones, cada paciente pueda recibir y registrar información aporta un plus no solo a intervenciones, sino un mayor conocimiento para acciones de promoción y prevención.

Profundizaremos en cada indicación en los siguientes post. El planteo es considerar la salud digita como una renovación del concepto y método para que, tomando las adecuadas prevenciones, la relación profesional, tecnología, paciente digital sea un flujo en el cual primar la promoción.

Referencias

Van Daele, T., Best, P., Bernaerts, S., Assche, E. va Van, & De Witte, N. A. J. (2021). Dropping the E: the potential for integrating e-mental health in psychotherapy. Current Opinion in Psychology41, 46-50. https://doi.org/10.1016/j.copsyc.2021.02.007 

Protocolos intervención telepsicológica de Marta de la Torre y Rebeca Pardo (post).

Olivari, C. & Urra, E. (2007). Autoeficacia y conductas en salud. Ciencia y enfermería13(1), 9-15. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-95532007000100002

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