Miquel Vadell, experto en sostenibilidad de Mapfre, presenta la ponencia «Cibersalud: Reflexiones en retrospectiva y mirando al futuro» en el panel Empresas, Bienestar y salud mental en el contexto digital.
Ponencia
Cuando hablo de salud digital, me gusta comenzar con una definición: La Salud Digital es el concepto que incorpora las tecnologías de información y la comunicación (TIC) a productos, servicios y procesos de atención sanitaria, así como a las organizaciones o instituciones que pueden mejorar la salud y bienestar de los ciudadanos.
Dicho esto, de las dos palabras que componen el concepto creo que la más novedosa es la de digital, si bien es cierto que el concepto de salud ha ido cambiando y seguirá avanzando con los años mediante visiones holísticas e integradoras. Por ello, voy a comenzar con algunas reflexiones sobre la digitalización.
Para mi, la digitalización en sí no es nada más ni nada menos que una herramienta. Eso sí, es una herramienta transformacional llamada a cambiar muchos paradigmas, como en su momento fue el descubrimiento del manejo del fuego, que cambió radicalmente la manera de vivir de nuestros antepasados, desde su alimentación, a los lugares donde eran capaces de sobrevivir, etc.
En este sentido la digitalización supone una revolución que engloba los modelos de relaciones interpersonales, los modelos laborales, los modelos de consumo, el cambio del ocio, etc.
Y como todas las herramientas, hasta que no descubramos cómo utilizarlas bien pasará un tiempo, y, por supuesto por el camino cometeremos errores, al igual que nuestros antepasados se debieron quemar infinitas veces hasta ser capaces de tener el control del fuego.
Es en esta fase donde considero que nos encontramos, en la de lograr un control y un equilibrio de la digitalización en nuestro día a día. Como curiosidad para poner de contraste la importancia de la digitalziación es el tiempo medio que pasamos delante de pantallas, ¿adivinan cuanto es? actualmente unas 14 horas de media, un 30% más que antes de la pandemia.
Pandemia, digitalización y salud
En el caso de grupo MAPFRE, desde el año 2018 el lanzó Salud Digital Savia. Un servicio independiente de salud digital, donde 24/7 tienes acceso a atención médica, que opera en 4G) mediante chats, videoconsultas, con recetas electrónicas y ventajas para consultas presenciales con especialistas.
Esto no solamente hace accesible la salud en términos de aislamiento físico (problema de despoblación en España), si no también facilitar el acceso a personas con ingresos bajos por su coste.
Actualmente, hablar de salud digital o digitalización y no hablar de pandemia es prácticamente imposible, ya que uno de los efectos colaterales de la pandemia ha sido la aceleración de la transición digital en la que ya venimos inmersos desde el 2011, año de lanzamiento del Iphone 4, evento en el que me gusta poner el pistoletazo de salida de la digitalización ya que pasamos a tener todo internet en nuestro bolsillo. 10 años no es nada para la adaptación a un cambio tan radical como es este (un cambio que involucra 14 horas de nuestro día).
Desde ese momento, tras la aparición de los smartphones, empezaron a llegar las smart tv, los smart cars, las neveras smart, los asistentes de voz, a todo se le ha puesto un smart. Mucho cambio en poco tiempo, todavía estamos comenzando a escalar la curva de aprendizaje.
Y entonces, ¿cómo ha influido la digitalización en la salud? como es de esperar, en los dos sentidos posibles, positivo y negativo. En esta parte, pese a que haré un repaso a nivel general, me centraré en lo relacionado con el mundo empresarial ya que la ocasión lo requiere.
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Aspectos positivos
Como aspectos positivos, quiero destacar que la digitalización ha aumentado la capacidad de relación entre personas que no están físicamente cercanas, y esto, lo hemos visto bien durante la pandemia. Incluso entre colectivos más despegados de lo tecnológico, como puede ser nuestras generaciones de mayores, y es que es mucho más fácil manejar un smartphone que no un nokia 3210, es infinitamente más intuitivo.
También está permitiendo una monitorización de la salud mucho más cercana como puede ser el ejemplo del producto de Abbot Freestyle libre con el que puedes llevar un control de la glucosa en sangre para diabéticos, está conectado en el móvil, – ejemplo discapacidad en MAPFRE USA . Y como esto podríamos hablar también de otros muchos wearables o dispositivos periféricos de casa como puede ser el vc que lleva a cabo analiticas de las heces y orines, o diretamente los implantes de microchips para el monitoreo de constantes vitales, tecnologías todavía incipientes pero que sin duda acabarán por establecerse.
Este tipo de elementos tanto de previsión, diagnóstico o tratamiento, podrán para el sector de las aseguradoras personalizar muchísimo más los productos y servicios, por ejemplo premiando aquellos asegurados con hábitos más saludables. Ya que otra cosa que permite la digitalización en general es el análisis de datos, de muchos datos, del BIG DATA.
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Aspectos negativos
Pero como todos los discos de vinilo, esto también tiene, como mencionaba antes, su cara B. Y es que la digitalización, y hemos podido dar cuenta de ello este último año con el tema de la inundación del teletrabajo, lleva asociados algunos aspectos negativos propios de un aprendizaje incipiente.
Quiero destacar en este punto, el efecto perjudicial de la digitalización en la conciliación laboral, al tener acceso todo el tiempo a una pantalla, se hace difícil poner límites, tanto es así que ya se ha regulado en muchos países el derecho a la desconexión digital.
Otro efecto perjudicial, muy básico pero no por ello menos relevante, es el aumento de la miopía, nuestros ojos y sus músculos ciliares están preparados para mirar en la distancia larga y en 3D, por ello el abuso de pantallas está causando un aumento considerable de miopía, así lo tratábamos hace unas semanas en la primera jornada de salud digital en la Fundación MAPFRE.
Bienestar y salud en el teletrabajo.
Por último, quiero destacar la relación de la digitalización, la salud y el teletrabajo. Sin duda me parece que es una relación que puede ser sana y fructífera, ya que el teletrabajo, teóricamente favorece, además de una reducción de emisiones de CO2, la conciliación, pero como comentaba anteriormente, el ejemplo más reciente que tenemos es el del teletrabajo y coronavirus y en este punto quiero ser muy claro, lo que hemos vivido no ha sido una experiencia debidamente gestionada de teletrabajo, ha sido un Tsunami de teletrabajo, rodeado de un tornado sin precedentes de pandemia mundial, es decir, la tormenta perfecta.
El teletrabajo no es trabajar con el laptop encima de las rodillas sentado en una esquina de la casa, compaginar de manera sistemática tus reuniones con el cuidado de tu bebé de 6 meses, o mientras el perro mordisquea el sofá, o el abuelo te pregunta donde dejó sus gafas, o mientras llevas 2 meses sin salir de casa, o mientras estás llevando el duelo por la pérdida de algún miembro querido al que no has podido ni ver en sus últimos días.
ESO NO ES TELETRABAJO,
Eso es un desastre sin precedentes y con unas consecuencias perjudiciales para la salud que todavía no estamos sino acabando de entrever. Ahora es, cuando parece que las aguas están volviendo a su curso, cuando estamos pudiendo comenzar dilucidar cuál es la realidad de la implantación normalizada del teletrabajo, y nos está empezando preocupar y ocupar cosas como el hecho gestionar y mantener la cultura empresarial en el entorno digital, como seguir teniendo empleados fidelizados y no mercenarios.
Para concluir, me vuelvo a mi idea central, estamos en la ruta del aprendizaje, y aprender significa errar, errar cada vez mejor, hasta dar con opción más saludable.
Perfil ponente
Miquel Vadell – Linkedin
Acceso congreso: https://www.cibersalud.es/csmd21